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La batalla de Karla: "Hay letras que no sé cómo juntarlas"

Esta joven leonesa de 16 años es todo un ejemplo de superación. Analfabeta y en pleno tratamiento de quimioterapia, acude cada día al Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos (Inaeba) para salir de la lista de los 12 mil 251 menores de 30 años del estado que no saben leer ni escribir

Escrito en GUANAJUATO el

Karla Quintero acaba de cumplir 16 años y tiene un sueño: aprender a leer y a escribir. Quiere recuperar el derecho que le negaron en su infancia: ir a la escuela como todos los niños de su edad. 

Esta joven leonesa es todo un ejemplo de superación. Vive en el polígono de Las Joyas y atraviesa por un proceso de quimioterapia derivado de un embarazo molar.

Pero ella no se da por vencida y acude todos los días al círculo de estudios de la Plaza de la Ciudadanía Efraín Huerta, ubicado en la colonia Soledad de Las Joyas, donde su asesora le entregó sus libros para que pueda cumplir su sueño en el Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos (Inaeba).

Karla Quintero, de 16 años, con los libros que nunca tuvo en su infancia. 

Con este módulo, Karla aprenderá a leer, a escribir, a conocer los números y realizar operaciones matemáticas básicas. Orgullosa de sus primeros logros, esta joven presume las planas de sílabas que le encargó su asesora. Ya escribe su nombre completo con facilidad.

"Casi no sé leer. Bueno, muy poco pero no muy bien. Hay letras que no sé cómo juntarlas y tampoco sé qué dicen. Pero bien, trato de echarle ganas", dice la joven, que el próximo 13 de septiembre acudirá a su segunda sesión de quimioterapia en el Hospital General de León.

Según la Estadística del Sistema Educativo Nacional, en Guanajuato hay 12 mil 251 jóvenes de 15 a 29 años que no saben leer ni escribir. El grupo de jóvenes de 15 a 19 años que, como Karla, se encuentran en una condición de analfabetismo roza las tres mil personas (2,887). 

En el caso de Karla, la desintegración y vulnerabilidad económica de su familia la llevaron a la exclusión social desde niña. Una situación que la orilló a vivir en situación de calle y a afrontar situaciones de riesgo en su adolescencia. Una de las consecuencias de este desamparo familiar y social fue que ningún adulto se responsabilizó de enviarla a la escuela.

“Ahora quisiera estudiar. Ya después más adelante a ver qué se presenta. Un buen trabajo o algo así. Porque sí quiero trabajar para tener mis cosas”, afirmó Karla.

Tras vivir privada de afecto, atenciones y comprensión, mantiene la fortaleza para seguir estudiando, y es apoyada actualmente por personas que le han ofrecido un techo. 

Karla Quintero quiere cumplir su sueño. Y a pesar de las adversidades tiene también un mensaje de esperanza para todos aquellos niños del estado que viven una situación parecida a la suya. 

“Les diría a los niños que no quieren estudiar que no sean tontos, que le echen ganas, porque yo siempre quise la oportunidad y hasta ahorita nunca la tuve. Ahora trato de aprovecharlo y les diría a otros niños que hagan lo mismo. La escuela les servirá mucho en todo lo que hagan”, concluyó Karla Quintero.


J.C.