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En la cima de esta loma en León, había una casa y un narcolaboratorio

Los narcotraficantes montaron una cocina de drogas sintéticas en una loma rodeada de tierras de cultivo

Escrito en GUANAJUATO el

En la cima de una loma, había un árbol grande y una casa de rancho: adentro operaba un narcolaboratorio de drogas sintéticas. De lejos, es un lugar hermoso, rodeado de surcos, con un gran árbol que da sombra y aire puro todos los días, un paraíso donde cualquiera quisiera vivir. Justo ahí, los narcotraficantes montaron un narcolaboratorio en Duarte.

"No se veía nada”, dijo un campesino de ceja poblada que todos los días trabaja la tierra, en el terreno de al lado.

"Yo aquí trabajo mi tierra todos los días y nunca vi nada”, agregó el hombre cuyo nombre no debe ser mencionado por precaución. “Ahí vive una familia desde hace muchos años. Y ahí adentro llegó la policía, subió la loma y encontró todo”, platicó.

El narcolabotario de Duarte fue montado en un territorio conocido como el ranchito. Ahí hay seis o siete casas sencillas, en medio de árboles, rodeadas por tierras de cultivo, donde siembran maíz y tomates. El ranchito está localizado a un lado del camino de tierra que conduce a la presa de Duarte, muy cerca de donde fue asesinado hace meses el priista Evaristo de la Rosa.

La Guardia Nacional todavía tiene tomada la casa. Dos o tres hombres armados resguardan la vivienda y caminan por los sembradíos. En el acceso hay un retén de patrullas que no permite la entrada a la región. “No hay paso, todavía estamos investigando”, dijo un policía que carga un fusil automático.

El escondite es perfecto. La vivienda más cercana está a casi 200 metros, nadie pasa por ahí. El ranchito está lejos del camino de tierra y de la comunidad de Duarte. El lugar ideal para hacer cualquier cosa, sin ser visto, ni despertar sospechas, como por ejemplo una cocina de drogas sintéticas.

Por aquí no vienen ni los candidatos. A ningún aspirante a algo -a diputado o a alcalde-, le conviene subir una loma pesada, entre sembradíos, para ir a pedir cuatro votos, que son las personas que ahí vivían. De tal forma que ahí nadie va. Es un lugar que no conduce a ningún lado, sólo al árbol y a la casa, donde termina el camino. Nunca nadie sospechó de ese lugar. “Yo ni conocía a los vecinos. Casi nunca bajaban, ni saludaban. A veces los veía pasar y subían a la loma”, contó otro hombre que tiene una casa al pie de la terracería.

Los traficantes están buscando los sitios más recónditos para producir drogas sintéticas. Hace tres semanas, la policía ubicó otro narcolaboratorio en la comunidad de Comanja de Corona, en Sierra de Lobos. Allá los capos montaron una cocina de gran tamaño en una casa de campo, disfrazada de hotel boutique, en medio la sierra. Se hacían pasar por empresarios de la industria hotelera, pero en realidad producían drogas. Antes de que llegara la policía, los químicos abandonaron la finca de Sierra de Lobos y huyeron.

Aquí en el ranchito es distinto. Cinco personas fueron capturadas por los policías: cuatro hombres y una mujer. Y según comentan los pobladores, los detenidos son vecinos de Duarte. Haabitantes de León que vivían en la cima de la loma y sembraban sus tierras, pero que por alguna extraña razón un día decidieron dejar el campo y entrar a la producción de drogas sintéticas.

“Yo prefiero trabajar mis tierras”, dijo el señor de las cejas pobladas.



DR