León, Gto.- Don Rubén migró desde Guerrero a Guanajuato en búsqueda de mejores oportunidades de vida junto con su familia. Aquí sigue trabajando en el campo, pero además continúa con su educación básica por las tardes.
Este año llegaron al estado más de mil campesinos, en su mayoría provenientes de pueblos indígenas. Para marzo ya había mil 263. Entre ellos había hombres, mujeres embarazadas, niños y bebés.
El gobierno de Guanajuato les ofreció clases para que continuaran su formación académica. Aunque los principales beneficiarios son las niñas y niños también está el caso de Don Rubén, que llegó con toda su familia a trabajar a León pero que por las tardes asiste a clases.
Después de una larga jornada de trabajar la tierra bajo el sol y a veces con lluvia, Don Rubén, junto con sus cuatro hijos se sienta en un salón de clases y aprende todo lo que le dicen los maestros. Él y su familia llegaron desde muy lejos en busca de una mejor vida. Sabe que, aunque depende de la cosecha, es importante continuar con su educación para tener más y mejores oportunidades.
Además de él, niñas, niños y adolescentes estarán recibiendo educación básica para darle continuidad a sus estudios. Las clases son impartidas por la Secretaría de Educación de Guanajuato y están adaptada a las circunstancias culturales de los beneficiarios.
Aunque el grupo de migrantes está integrado por campesinos de Oaxaca, Michoacán, Jalisco y Chiapas, la mayoría son de Guerrero y originarios de la zona mixteca. Muchos de los jornaleros se comunican en la lengua indígena de su pueblo por lo que las clases se imparten en ese idioma.
Los más de mil campesinos se asentaron distintas comunidades al sur de la ciudad entra las que se encuentran Los Ramírez, Barretos, Benito Juárez, La Sandía, San José de los Sapos, Rancho Nuevo de la Luz, Nuevo Lindero, Santa Ana del Conde y San Agustín el Mirasol.
PR