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Día de Muertos: Destruyen ofrenda en la tumba de su hijo

Teresa visita la tumba de su hijo a dos años de su muerte. Decora su lápida con su esposo, pues estuvo abandonada por un año tras el cierre de panteones

Escrito en GUANAJUATO el

León-. La tumba del hijo de Teresa Moreno, de 56 años, estuvo abandonada por un año. Sus restos descansan en el terreno del Panteón San Nicolás, sobre el bulevar Mariano Escobedo, aunque era originario de Guanajuato capital. De lo que decoraba su lápida no queda nada. 

Con un dolor inexplicable y a punto de llorar, Teresa habla de lo importante que es volver al panteón y ver la tumba de su hijo. Ella y su esposo cortan flores amarillas y blancas para decorar, llevan ofrendas y trabajan con dedicación sobre la tumba. Tras un año de pandemia y el cierre de los ocho panteones municipales, Teresa relata que alguien retiró las ofrendas de José,  hasta su foto.

 

“Venimos a ver a nuestros seres queridos, porque duraron todo un año abandonados. Desgraciadamente con esta enfermedad pues no se pudo verdad. Cuando vinimos ya estaba todo abandonado, toda la tierra, lo que tenía de macetitas ya no tenía nada, qué más puedo decir. También tenía una imagen y ya no está, porque apenas acababa él de fallecer”.

El hijo de Teresa murió tiempo antes de que iniciara la pandemia, el cierre temporal de los panteones le partió el corazón, y provocó que padecieran 365 días sin ver su lápida.

A dos años de su muerte, Teresa regresa a poner flores en la tumba de su familiar. “Es mi hijo el que está aquí, desgraciadamente con estos vicios que hay nos echa a perder a todos los jóvenes (…)”.

Su familia visita la tumba del joven cada 15 días. Ni la distancia de Guanajuato capital a León los desmotiva para venir, viven en Mineral del Cubo.

“Ellos nunca van a morir, para nosotros nunca mueren, siempre están en nuestro corazón. Hay que tenerlos presentes en nuestras oraciones para que tengan un buen caminar".

 

Andar por el Panteón Municipal significa escuchar “Amor Eterno” de Rocío Dúrcal, “Chiquitita” de ABBA y otras canciones que rememoran a los muertos de León. Desde las 9 de la mañana ya había personas con flores, ofrendas, y esculturas religiosas. Niños de entre 14 y 16 años ofrecen sus servicios para limpiar las tumbas y llevarse unos pesos.

Este 1 de noviembre, con afluencia alta, el Panteón San Nicolás reabre sus puertas a quienes con lágrimas o risas recuerdan a los difuntos., mañana se esperan más visitantes.

DELINCUENCIA LE QUITÓ A SU HERMANO

A unos metros de donde está Teresa, José Guadalupe, de 37 años, visita la lápida de su hermano, en una pared con cientos de difuntos resguardados. Hace siete meses “murió por problemas de delincuencia, vengo a traerles flores”, dice José.

Aunque en el panteón suena la música para recordar a los difuntos, José acepta que el dolor no se va, y pide a las familias visitar a sus seres queridos.

“Que vengan a visitar a sus familiares que tienen aquí, algunas personas lo hacen alegres con música, pero de todos modos es triste”.

VISITA A SU MAMÁ UN AÑO DESPUÉS

Hace cuatro años Elsa Reyna, de 39 años, perdió a su madre. Viene de Silao a León para visitar su lápida. Sufrió el cierre del panteón y ahora viene “contenta” a visitarla.

“Estoy más contenta porque ya estaban olvidados (los difuntos) hace un año. Ahora que volvieron a abrir da más gusto visitarlos, ya no están sus tumbas solas. Vengo por mi mamá”.

Acompañada de sus hijos adolescentes, Elsa visita el panteón este lunes “porque mañana puede estar más saturado de gente”.

Recordar a su mamá la remonta a las mañanas con olor a café y chile de molcajete, era lo primero que preparaba su madre al amanecer.

“La recuerdo como la mamá que era: muy trabajadora, muy cariñosa, pues sí, una estupenda madre. Lo que estábamos recordando ayer es que era de las que se levantaba temprano y ya tenía su café hecho y su chile de molcajete, o su canelita ya preparada para almorzar”.

Elsa coincide con las personas entrevistadas, no hay que olvidar a nuestros muertos.

“Yo nunca pensé pasar por un duelo así, y las que miro (lápidas) que se ven solitas, digo, pues si en vida estábamos para allá y para acá por qué de muertos ya no. No hay que olvidarlos nunca, entre más los recuerde uno, ellos nunca van a morir. Que siempre sus tumbas estén alegres, aunque uno por dentro esté deshecho”.