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Del anexo a las canchas: Mujeres se rehabilitan jugando americano

Abigail y Sofía cambiaron el cristal y la marihuana por un balón de fútbol americano. Las chicas de Wild Cats y su entrenador cuentan a LSR el profundo cambio

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Escrito en GUANAJUATO el

León-. Nadie apostaba por ellas, hoy son mujeres empoderadas que corren por la cancha para ganar el balón. Hoy son el ejemplo para otras chicas. Hoy superan su adicción jugando futbol americano. Hoy son el orgullo de su familia porque están tratando de reescribir su historia. Hoy las Wild Cats ganan.

Siete internas del Centro de Rehabilitación Guerreros del Oasis, de la colonia Obrera, forman parte del equipo de Wild Cats: tres de ellas ya terminaron su proceso y siguen yendo a entrenar, cuatro aun están en rehabilitación.

Su coach Eduardo Ortiz, explica que el equipo inició hace un mes y medio, cuando iba a impartirles acondicionamiento físico y pensó en formar un equipo profesional de futbol americano para motivarlas.

 “El proyecto empezó hace dos meses con un proceso de acondicionamiento físico para ellas (…) entonces apoyando a este Centro empezó la idea de meter el futbol americano como un medio de rehabilitación dentro de su proceso”.  

El equipo inició con 15 chicas, actualmente solo 7 internas participan, pues muchas recaen o intentan escaparse en pleno entrenamiento.

Las siete internas juegan con mujeres no adictas, que en todo momento las han arropado con sororidad. Las adictas agradecen el significado que el deporte le da dado a sus vidas, pues llegaron sin ilusiones y creyendo que nadie confiaba en ellas.   

Los testimonios fueron compartidos en un día de entrenamiento, en la deportiva del Coecillo.

“EL CRISTAL ME DESTRUYÓ EN TODOS LOS SENTIDOS”

Sofía Martínez, de 28 años, es adicta al cristal y lleva tres meses en rehabilitación. A punto de llorar, reconoce su adicción como una enfermedad, pero acepta que el futbol americano ha sido la vía para dejar sus emociones y frustraciones en la cancha.

Es madre de una niña de 10 años y un pequeño de dos. Ahora quiere ser un ejemplo para sus hijos y dejar atrás el cristal.

“El equipo de futbol americano me está ayudando a poder expresar mis emociones, ver que hay más oportunidades para mí. Me siento bien, me siento activa, me hace sentir contenta. Cuando vengo triste, llego aquí y todo se me olvida. Me voy a casa con otra perspectiva, otra forma de ver mi vida”.

¿Qué significa lidiar con una adicción? Preguntamos a la interna.

“Ha sido duro porque te tienes que alejar de tus seres queridos, tienes que lidiar con tus emociones, conocerte a ti misma. Ha sido difícil pero todo esto es parte de mi recuperación: el futbol, salir al aire, disfrutar de la compañía de mis amigas. La verdad me encanta”.

Sofía es adicta a una de las sustancias más populares hoy en día y una de las más baratas.

“El cristal es una sustancia muy adictiva, me destruyó en todos los sentidos: física, mental y espiritual. Yo llegué muerta en vida, sin espíritu, sin emociones”.

 El entrenador asegura que la mayoría de las mujeres que forman el equipo son adictas a a esta sustancia y llegaron “perdidas”. “Es la droga de moda”, dice.

“Lo más común y lo más barato es el cristal, es la droga que está de moda lamentablemente, les hace un daño tremendo. Algunas de estas chicas cuando llegaron ni si quiera aguantaban correr cinco metros porque se agitaban (…) algunas de ellas dispersas con la mirada fija hacia otro lado”.

En la voz de Sofía sí es posible recuperarse, pero entran muchas personas en el proceso de ayuda: los directivos de los centros de rehabilitación, las compañeras, las familias.

“Sí se puede salir de una adicción, es bien difícil salir de un círculo tóxico porque llegamos a amar el cristal, pero sí se puede salir de ese círculo vicioso. Hay un lugar más para nosotras, donde sí se nos quiere, donde formamos parte de un grupo”

Con la mirada fija hacia adelante, Sofí disfruta su nueva oportunidad y dice que su pasado quedará atrás.

“A mi “yo” del pasado le digo que ahí se quede. No quiero olvidarlo porque tengo que tener plasmado quien fui, para no regresarme atrás. Quiero ser una nueva persona, llena de ilusiones, de sueños, de motivación, trascender”.

“DE SENTIRME SIN GANAS DE VIVIR, ME SIENTO CON GANAS DE SUPERARME”

Abigail Padilla, de 25 años, era adicta a la marihuana y al alcohol. Lleva cinco meses internada, pero hace un mes acabó su proceso de rehabilitación, aún así quiere esperar a cumplir un año dentro del Centro para apoyar a sus compañeras.

“Me gusta como me voy sintiendo, de tener a mi familia enojada ya la tengo a mi lado. Me reciben con un abrazo. De sentirme sin ganas de vivir, me siento con ganas de superarme, de hacer las cosas bien”.

Desde el entrenamiento Abi cuenta que su adicción comenzó con la tentación de diario tener dinero para fumar o tomar, luego se empezó a alejar de su familia y a juntarse con personas que no debía, dice.

Describe su proceso como difícil pero la empatía de sus compañeras en cada jugada o entrenamiento, la ha motivado mucho.

“Es difícil porque uno nunca piensa que necesita ayuda. Pero realmente cuando te alejas de las drogas te sientes muy mal física, espiritualmente, te das cuenta de todo lo que has perdido”.

“Es muy bonito, siento mucho el aprecio de todas las compañeras, nos han apoyado con cosas personales y se han involucrado en escucharnos, en platicar. Nunca hemos visto un mal gesto. Ha sido muy padre integrarnos aquí con ellas”.

Abi recuerda que el momento en que una ex compañera quiso escaparse aprovechando la salida al entrenamiento.  

“Hace aproximadamente un mes una compañera se quiso ir, dijo que se sentía mal, era al aire libre y no había entradas custodiadas y corrió. Empecé a correr atrás de ella y la alcanzamos, desafortunadamente ella ya no pudo venir a entrenar, tuvo su sanción y ya no pudo regresar”.

Ella no ha pensado en huir porque reconoce que de irse, se llevaría su enfermedad con ella, prefiere aprovechar el rato de distracción, pero acepta lo difícil que es vivir entre cuatro paredes, anexada.

“Ya es una distracción salir, ver la calle, respirar ese aire del exterior. Que las personas tengan esa empatía y hayan apostado todo por nada y no defraudar a confianza que nos están dando”.

“Yo no he pensado en escaparme porque ya vengo de otro proceso que no aproveché y sé que al escaparme me voy a llevar conmigo la enfermedad y lo que quiero es estar bien, dejar de ser un dolor de cabeza para mis papás. Me gusta mucho el deporte, me hace sentir fuerte, segura”.

Finalmente da un mensaje de resiliencia a todas las mujeres que han corrido el riesgo de ser adictas a una droga.

“No lo intenten ni por apariencias, ni por querer probar, porque no sabes cuando tengas un desequilibrio emocional y muchas veces ya no puedes llegar a un centro de rehabilitación”.

EL ENTRENADOR QUE APOSTÓ POR ELLAS

Eduardo, su coach, ve a las internas como mujeres que necesitan un voto de confianza y una segunda oportunidad, porque emocionalmente se están “hundiendo” y pocas personas las apoyan.

 “Son seres humanos como todos nosotros y estoy seguro que merecen oportunidades. Lo que sí necesitan es que confíen en ellas (…) porque piensan que nadie confía en ellas, que nadie las quiere, entonces toda esa situación emocional las está hundiendo. Con este granito de arena sienten que pueden hacer muchas cosas, las motiva porque sienten que están haciendo algo de provecho”.      

Aunque es un “riesgo” sacarlas del anexo, los directivos y las familias de las adictas confiaron en el entrenador y su equipo para dejarlas salir a entrenar, incluso ya forman parte de una liga de futbol americano.

Hay quienes así como entran al equipo salen después de un corto periodo, así le sucedió a una interna.

“Es muy complejo porque en cualquier momento pueden recaer. Tenemos a una chica que hace apenas quince días estaba participando con nosotros, muy motivada, tenía apoyo de sus papás, pero de un día a otro dejó de entrenar. Nos comunicamos con sus papás y nos dijeron que recayó. Íjole, fue un golpe para el equipo, para sus compañeras”.

Las internas y ahora deportistas, agradecen al coach y a las demás integrantes de Wild Cats.  

“Nos dicen que esto les ha servido mucho porque se les están inculcando valores, sienten que están haciendo algo de provecho, eso les fascina (…) es algo de lo que por mucho tiempo carecieron y es motivador para ellas”.

“Durante estos meses han ido desarrollando sus capacidades físicas, como el proceso de recibir una orden para tratar una jugada”, destaca Eduardo Ortiz.  

Un deporte que todo mundo creyó que era para hombres ha demostrado la valentía y organización del poder femenino. El entrenador busca formar más equipos para ayudar a mujeres adictas en León.  

“Vamos a estar buscando más Centros de Rehabilitación aquí en León, Guanajuato. Que las chicas que se quieran integrar vean como les ha servido este deporte como medio para su rehabilitación”.

El coach se despide con un mensaje de apoyo y solidaridad total, mientras en las canchas se escuchan los gritos y porras para las internas.

“Es aportar un granito de arena a la sociedad leonesa y rescatar a estas chicas, que no vuelvan a caer en las adicciones, ese es nuestro objetivo principal”. 

En Guanajuato 181 mil 489  personas son adictas a una sustancia, mientras que 215 mil 949 personas alguna vez consumieron alguna droga, de acuerdo con el Centro de Integración Juvenil (CIJ). El cristal fue la droga más consumida por personas de entre 12 y 24 años después de la marihuana en León; en la pandemia se aceleró el consumo de este, explicó la directora del CIJ Eva Velázquez a La Silla Rota, en febrero del 2021.