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Cristal: la droga de la que depende 99% de los internos en un anexo

“Empiezan a entrar unos delirios bien feos. A los chavos les encanta alucinar, meterse en otra realidad”, dice el director del anexo ‘Grupo Fuerza y Voluntad’

Escrito en GUANAJUATO el

León-. Consumir cristal cuesta entre 50 y 70 pesos, es una droga barata que pertenece al grupo de las ‘poppers’, las que “levantan”. Daniel Zúñiga Barajas, director del Centro de Rehabilitación ´Fuerza y Voluntad’ ha sido testigo de cómo algunos adictos ahora están postrados a una cama, como “parásitos”, dice.

Su relato estremece cuando habla del “monstruo” que devora a los jóvenes. Ese polvo blanco al que llaman “crico”.

“Es fácil engancharse, pero es difícil salir”.

El ‘Padrino’ –como le llaman a quienes ayudan en la rehabilitación- revela que en los dos anexos que él opera en la colonia Candelaria, el 99% de los internos son adictos a la metanfetamina.

“Es el cristal, no hay otra. (…) La sustancia te quitó muchas drogas de por medio, las suplió; como la cocaína, la piedra, te gastabas un montón de dinero. Uno como drogadicto dice: ‘para ya no gastar más’, pero el daño es irremediable a veces. Quedan secuelas muy graves”, dice Daniel, de 34 años.

Foto de los internos del Grupo ''Fuerza y Voluntad'' tomando una de sus juntas

En sus Centros de Rehabilitación suman ya 125 adictos. Están divididos en dos casas: una ubicada en la calle Candelaria, en la que hay 83 adultos y otra vivienda en la calle Sánchez, con 42 menores de edad. La mayoría luchan contra el mismo vicio.   

“Antes si se usaba que las pastillas, el agua de celaste, las gotas (…) ahorita ya esta metanfetamina te engancha, muchos piensan que es para trabajar, para dar más rendimiento, pero no…”.

Imagen del área donde guardan la despensa los internos del Grupo ''Fuerza y Voluntad''

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Daniel vivió esta adicción en carne propia, dice que el cristal consume a la gente por etapas.  Asegura que muchas familias no le dan la atención necesaria, y dejan que los jóvenes lleguen a los límites.

“La familia dice: ‘no me ha robado, déjalo’, yo he dicho que esa es la primera etapa del cristal, porque no duermes, andas pa’ arriba pa’ abajo. Luego empiezas a robar a meterte en problemas, y la tercera etapa es cuando uno pierde los sentidos familiares, que te vale”.

Así son los dormitorios del anexo ubicado en la colonia Candelaria 

Las alucinaciones son la parte más tenebrosa de esta droga sintética, revela Daniel.

“Empiezan a entrar unos delirios bien feos: visibles, auditivos. Escuchas realmente que están haciendo allá (…) a los chavos de ahorita les encanta eso, alucinar, meterse en otro tema, en otra realidad que no les pertenece”.

Secuelas físicas en los consumidores de cristal  (Foto ilustrativa)

Erika González, psicóloga y especialista en Ciencias Médicas dijo a La Silla Rota en enero de este año, que el cristal se puede comer, fumar, inyectar o inhalar. Su éxtasis está en la dopamina, es un neurotransmisor que causa mucho placer.  

La manera de identificar a un adicto al cristal es el exceso de acné, la caries en los dientes (conocida como “boca de met”) y el bajo peso, explicó la psicóloga.

“Este tipo de droga produce la hormona anorexígenica, eso hace que no tenga hambre. Al no tener hambre hay pérdida de peso. La piel es pálida. Y la dentadura se atrofia completamente. Se le conoce como “boca de met”, caracterizada por los dientes negros o mucha caries. Les empieza a dar mucha sed, esa sed se calma con azucares, entonces empiezan a consumir refrescos. También se produce acné porque tiene que ver mucho con la piel”.

Hasta enero pasado el Centro de Atención Primaria en Adicciones (CAPA) reveló que hay 70 mil adictos a sustancias químicas y psicotrópicas en Guanajuato. La mayoría de ellos son dependientes del cristal

Daniel insiste en que esta adicción se puede evitar. Aunque le ha tocado ver a “ahijados” que recaen, pero asegura que hacer “bien” las cosas en la rehabilitación puede evitar tragedias.  

“Se pueden evitar muchísimas cosas: una cárcel, una muerte que no es tan grata… porque me ha tocado ver ahijados en el hospital que siguen recayendo. Cuando ya tienen una discapacidad en los riñones. A esos chavos solo les digo que hagan deporte, eso te quita muchas cosas de la cabeza, que puedes hacer una mejor vida”.