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Alfeñiques: una historia de azúcar

Conoce el paso a paso de estos dulces mexicanos

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Escrito en GUANAJUATO el

En la feria del alfeñique encontrarás de todas las formas y colores. Desde réplicas de frutas hasta calaveras. También encontrarás historias con años de tradición, como es el caso de la familia Serrano, que tiene más de 30 años vendiendo alfeñiques, además de ser pioneros en la Feria del alfeñique en León.

“Ya tenemos aquí muchos años. Primero vendíamos en el Mercado de la Soledad y de ahí, la presidencia nos invitó a vender ahí afuera (de la Casa de la Cultura Diego Rivera). Al siguiente año, nos metieron al Patio, pero ahí la gente casi no entraba. Entonces nos volvieron a sacar hacia afuera. Éramos como 15 las personas que vendíamos. ¡Y mira ahora, ya casi es la mitad del jardín para la feria del alfeñique!”, platicó la señora Anita Serrano, para La Silla Rota.

La señora Anita tiene su puesto frente a la fuente de los leones, con orgullo platicó que son más de 30 años lo que ella y sus hermanas han dedicado a la venta de alfeñiques en el centro de León.

Para la edición de este año, Anita, algunos miembros de su familia, y unos cuantos empleados, prepararon 250 kilos de azúcar en alfeñiques blanditos. Sin embargo en el primer día de venta se les acabó el 70% por ciento de la producción con la que planeaban salir sobrantes al final de la temporada.

“Llevamos 3 días vendiendo y todavía falta lo mero bueno, el día 2 y 3 de noviembre. Lo que ve aquí en el puesto es lo que nos queda de dulces. Ya estamos haciendo más, porque si no, no vamos a tener para vender”, platicó Ana Serrano artesana de alfeñiques.

La feria del alfeñique 2019 inició el jueves 17 de octubre y terminará el domingo 3 de noviembre.

“Desde que empezamos a vender alfeñiques usamos la misma receta. Azúcar, color vegetal y limón”, refirió la señora Serrano.

La receta que la familia de Anita ha utilizado desde que inició en la venta de alfeñiques suaves es: azúcar glass, jugo de limón, y colorante. 

“Se vierte la azúcar, el limón y el colorante en un balde. Se empieza a amasar bien suavecito, suavecito. Hasta que se haga una masa que te permita hacer bolitas”, platico la señora Anita.

Los alfeñiques suaves, son los que más se venden, además de que son los que la gente más se come. En el caso de los alfeñiques duros, son comprados para la decoración de los altares de muertos.

En los alfeñiques duros, el proceso es similar, la única diferencia es que a esa pasta se le añade grenetina para que se haga dura después de cercarse. También son comestibles.

Se cuestionó a la señora Anita sobre el mito de que “los alfeñiques se hacen con saliva” a lo que respondió:

“¿De dónde vamos a sacar saliva para hacer tanto dulce? Se compran costales de limón. Por eso se les dice ‘frutita de limón’ porque está hecha con Limón. ¿De dónde vamos agarrar tanta saliva? Necesito como una Fuente de Los Leones para agarrar tanta saliva”, respondió la señora.

La tradición de la venta de alfeñiques en la familia nació desde que la mamá de la señora Anita era joven. Ahora Anita, y sus hermanas lideran la producción año con año. Hijos, primos, sobrinos y nietos forman parte del negocio familiar.