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Sin home office retratamos lo que vemos, esa es la realidad

Entre fotoperiodistas hay conciencia del covid porque conviven con él diario; no hay opción de quedarse en casa “aquí no aplica el home office”, reconoce Andrea

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Escrito en NACIÓN el

Su reto ha sido retratar la realidad en tiempos de covid: con el poco o mucho equipo de protección que tengan, acudiendo a los lugares donde se cuenta la historia en imágenes, utilizando un telefoto como complemento a la sana distancia y sabiendo que la paciencia es la única virtud que les permitirá hacer el clic en la cámara, en el momento correcto.

Cortesía Araceli Martínez

Andrea Murcia ejerce su oficio desde hace dos años en la agencia Cuartoscuro. Tiene 28 años y así ha vivido su labor como fotógrafa durante esta pandemia.

“En general todos los fotógrafos hemos cubierto de todo, no hemos descansado. Muchos estábamos viendo lo que pasó en China, así que ya teníamos una noción de que vendría, en mi caso me preparé desde antes con los cubrebocas, guantes y caretas”, comenta.

Cortesía Andrea Murcia

“Al principio compré los cubrebocas N95, pero la realidad es que en la fase uno no los usábamos porque todo era relativamente normal; íbamos a las conferencias tradicionales, lo único que se sumó fue la conferencia de las siete de la noche. Ya en la fase dos comenzaron a cerrar calles y sacamos el equipo de protección. En la fase tres las asignaciones de trabajo cambiaron y ya era rutina ir a hospitales, crematorios, buscar historias”, relata.

Ir a las conferencias de prensa se volvió una zona de riesgo igual que las conferencias mañaneras del presidente. La rutina fue usar cubrebocas, la careta, pelo recogido, traer sanitizante, toallas desinfectantes para limpiar tu equipo fotográfico; pero debo decir que en mi caso la agencia donde laboro nos proporcionó todo. Solo tuve que comprar estos insumos al inicio, en la fase uno. Sin embargo, hay compañeros que, al día de hoy, sus medios no les proporcionaron nada y así están trabajando, además de que hubo algunos despedidos y otros con recortes de sueldo

“En el caso de las conferencias mañaneras, durante la fase uno y dos no hubo medidas de sanidad como gel sanitizante y esas cosas. Fue hasta la fase tres que ya te checan la temperatura cuando ingresas y te dan gel; solo había sana distancia en sillas para reporteros. En nuestro caso como fotógrafos nos dejan entrar por goteo, es decir, entran dos, toman sus fotos y salen; y luego entran otros dos y así, nos vamos turnando”.

Para el trabajo en calle, Cuartoscuro cambió las reglas por la pandemia. Ahora solo trabajo cuatro días a la semana y acudo a lugares cercanos a mi domicilio: hospitales, crematorios, el IMSS y enviamos todo por internet. Una agencia trabaja diferente a un periódico porque nosotros no tenemos opción de recuperar imágenes porque somos quienes las hacemos. Por ejemplo, en los crematorios nos empezaron a dar apertura, pero se tergiversó una información y nos cerraron la puerta. En hospitales definitivamente no nos dejaron, creo que solo entró un periódico al hospital Juárez; pero todo está como muy hermético y no es para menos. Cuando voy a hospitales por ser un espacio no abierto no te metes, esperas afuera; eso sí lo puedes controlar. Pero de todos modos es difícil traer careta, guantes cubrebocas. Entre compañeros sí respetamos el espacio entre nosotros, pero está difícil con las personas cuando nos han pedido retratar el Metro en horas pico para ver gente que no cumple las medidas de seguridad y sana distancia

“Entonces ¿Qué haces? Aplicar nuestras medidas de precaución, unos con telefoto, otros a distancia real y no te acercas a quien no traes cubrebocas. En nuestro grupo falleció ya un fotógrafo y hay varios infectados por covid, como tres creo. Por eso ahorita yo creo que nadie es paranoico, sino que es mejor extremar precauciones. No tengo miedo de contagiar a nadie porque soy Jalisco y vivo sola, pero si estoy consciente de que soy joven y que a lo mejor la libró, a lo mejor no; pero también te preguntas ¿Y qué pasa si a lo mejor contagio a alguien que no la libre? Por eso soy muy cuidadosa con las medidas: me sanitizó a cada rato, me baño tras cada orden de trabajo, no vuelvo a usar esa ropa, etcétera”.

En los fotógrafos sí hay una conciencia colectiva del covid porque lo vemos todo todos los días. No tenemos opción de quedarnos en casa. En la foto no aplica el home office

Cortesía Andrea Murcia

HAGO MI TRABAJO SIN MORBO

Araceli Martínez, fotoperiodista desde hace 24 años y ganadora del Premio Nacional de Periodismo en 2009, ama su trabajo y sabe la responsabilidad que conlleva una imagen en estos momentos de emergencia sanitaria. Por eso puso sus propias reglas del juego y como tal, las ha respetado. “Tengo que hacer un registro: registrar lo que veo, no ganar la nota por ganarla porque me propuse hacerlo sin llegar al morbo. Hay que retratar lo que sucede en nuestro país”.

Cortesía Araceli Martínez

Yo cubría deportes; debo decir que antes he pasado por todas las fuentes, pero al inicio de la pandemia estaba asignada a los deportes; y como dejó de haber partidos de fútbol pues no me podía quedar parada en mi casa ganando un sueldo sin hacer nada. Así que agarré mi cámara y me salí a buscar la nota

Cortesía Araceli Martínez

Recuerda que lo primero que hizo fue el registro del uso de cubrebocas y de ahí se fue intensificando la situación; luego vinieron los hospitales, panteones. Retrata todo a distancia porque no se arriesga más de lo que no debe por dos razones: tiene hijos y para eso hay los lentes telefoto y angular. “Me he encontrado que los chicos de la nueva generación se pelean por la mejor foto, arriesgando su distancia y a veces el estar cerca no te da la mejor imagen; pero esa es su decisión”.

Cortesía Araceli Martínez

“Trato que cada foto mía hable de lo que sucede, porque ese es mi lenguaje ¡Ahí no puedo mentir ni manipular! Es estar observando mucho, saber esperar, saber qué vas a hacer, que es lo que estás buscando. Algunas fotos que he subido a mi cuenta de Instagram y que no han sido publicadas son crudas ¡Pero esa es la realidad! Por ejemplo, el primer permiso para entrar a un panteón lo conseguimos en el Civil en Iztapalapa, a donde llegó el primer muerto por covid. Para mí ha sido increíble que en el Estado de México y Xochimilco nos dan todas las facilidades para entrar a panteones y crematorios, pero en Iztapalapa cambiaron de decisión y ahora te dicen que no; pero además te cierran las puertas y hasta te adjetivan de morbosa”, platica.

Cortesía Araceli Martínez

Sin embargo, el trabajo tampoco ha sido fácil por el bloqueo a su actividad. Araceli lamenta que no ha sido como en Europa donde se permite el acceso a los fotógrafos.

Cortesía Araceli Martínez

“Aquí llegas con un no por delante, pero en parte lo justifico porque no tenemos los medios de protección para entrar; en mi caso yo tendría que invertir dinero para comprarme el overol de protección con gorra, el cubre zapatos, la mascarilla, la careta, los guantes. En mi caso, desde el inicio mis guantes, goggles y cubrebocas los he financiado yo para poder trabajar durante la pandemia y protegerme. Así que si llegara a un hospital y me dejaran pasar como llego, sin todo el equipo de protección, pues como que me la estaría jugando ¿No? Y tampoco soy tonta. Sé hasta dónde puedo llegar y hasta donde no”, advierte.

Cortesía Araceli Martínez

No salgo sin el cubrebocas N95, goggles, mascarilla, guantes cuando se requiere y me sanitizó cada rato. Estoy en el periódico Ovaciones y soy la única fotógrafa, he ganado buena información, buenas historias por estar en el lugar correcto bajo las medidas correctas. No me quiero quedar a la mitad por miedo, eso te lo va dando la experiencia, sé qué puedo conseguir en cada lugar a donde voy y un poco de suerte y ayuda de Dios, voy encontrando cosas interesantes

Cortesía Araceli Martínez

Araceli lamenta que en otros medios les exijan a los compañeros entrar a un hospital con el riesgo de contagiarse. “Esa, para mí, es la cobertura sin conciencia; y yo trato de hacerlo con conciencia. Pero lo que sí es real es que con unos o con otros fotógrafos, el registro de la pandemia continúa, no se detiene”.

Cortesía Araceli Martínez

ESTANDO EN EL LUGAR NOS GANA LA EMOCIÓN

La fotógrafa Vero Ramírez, de la agencia Obturador, ha documentado con imágenes la protesta de personal médico del hospital del ISSSTE en Legaria por la falta de insumos y el fallecimiento de compañeros suyos.

“Estuve en el área de Triage y me tocó estar conviviendo con los enfermeros y doctores, era por una demanda constante de insumos, para protección suya. Ellos mismos estaban en proceso de aprendizaje. Hicieron una protesta y no tomaron la sana distancia, no se ponían cubrebocas, era un proceso de enojo porque perdieron a compañeros, nos gana la emoción”, comparte con La Silla Rota.

También tomó imágenes de la estación del Metro Pantitlán donde la sana distancia entre los usuarios no existe.

Me tocó documentar el Metro, en Pantitlán pese a ya estar en fase 3 y una mayor cantidad de los contagios, la gente no podía dejar de trabajar, me tocó ver cómo se abarrotaba el Metro, yo estaba replegada a la pared para evitar el contacto con la gente

Al tomar las imágenes lo hacía protegida, con su cubrebocas, careta, gel de alcohol, proporcionadas por la agencia donde labora. Además, se ponía ropa de manga larga y en los últimos días un overol que ella misma compró por 350 pesos para sentirse más segura, aunque eso implicará acalorarse más.

Pero hace 18 días debió parar porque comenzó a tener dificultades para respirar.

Me guardaron hace 18 días para cumplir la cuarentena, porque estuve en un hospital covid y de repente empecé a presentar síntomas de dificultades para respirar. Nos asustamos, dije ‘ya me contagié’, pero resultó que tengo un viejo cuadro de asma

Resulta que hacía más de 10 años no se le presentaba el asma, por lo que incluso dejó el tratamiento, pero ahora con el estrés apareció de nuevo.

Por ser vulnerable, se quedó en su casa, pero trae dos proyectos desde ahí, uno de balcones y otro llamado Encierro en casa.

Vero, de 29 años, ha documentado diversos movimientos y momentos. Tomó imágenes de las marchas por los 43 de Ayotzinapa, ha estado acompañada de su cámara en las marchas feministas, y ha tomado imágenes de familiares de desaparecidos y de fosas donde los buscan, pero reconoció que el momento actual es diferente.

Es súper súper estresante y muy emotivo, te golpea en distintos frentes, todos somos vulnerables

Además del coronavirus, la calle se ha convertido en un sitio más solo y también inseguro. Ella fue amenazada en un mercado, a otros los han golpeado en hospitales y compañeras suyas han sido asaltadas. Por ello es que formaron una red y además están en contacto con la organización Artículo 19, donde se monitorean y se cuidan. Comparten agenda cuando es posible y cuando traen especiales o exclusivas no lo hacen, pero tratan de avisar dónde están, para cuidarse entre ellas.

Nos vamos organizando para las coberturas, las calles están muy vacías, se articularon luego de algunos incidentes

También han procurado que no todo en las imágenes sean hospitales, panteones o familiares, por eso han buscado retratar historias de negocios que para sobrevivir se transforman y cambian de giro, o de las personas que deben usar el transporte público como el Metro para ir a sus trabajos.

Ha sido muy fuerte esto de lo social, cómo se han perdido muchos empleos, cómo la gente lucha por salir adelante. Por atrás del estadio Azteca hay familias centroamericanas varadas en camellones, no son una sola persona, ¡son familias! Hay negocios que cambian giro y venden frutas para no morir de hambre. Están las sexoservidoras, las personas en situación de calle, sin que los atiendan

Reconoce que ya quiere estar en la calle, pese a que cuando lo haga deberá ir protegida, y luego cuando regrese a casa, deberá repetir el ritual de quitarse todo lo que la protege allá afuera, sanitizar su equipo y bañarse.

Llegar a casa es todo un drama, es hora y media en lo que desinfectas todo el equipo, te metes a bañar, usas tiempo en sanitizarte, en no tocar a la gente

“Estoy como león enjaulado”, expresa.

NADA EXTRAORDINARIO: ULISES CASTELLANOS

En su última columna en La Silla Rota, este fotógrafo evaluó bajo su amplia experiencia, el trabajo en imágenes que ha visto durante esta pandemia. Su conclusión, es que las mejores imágenes no vienen de un fotógrafo experimentado, sino de un civil que es testigo de esas historias dentro de la emergencia sanitaria.

Las imágenes de la pandemia en nuestro país, son el resultado del sentido de oportunidad que otorga estar cerca de estos eventos, y contar con un celular en la mano, material registrado por familiares de enfermos o personal médico en zona covid; la mayoría son vídeos y son realizadas por civiles furiosos que ven en ello una oportunidad de denunciar y hacerlo viral por la razón que sea… Y la pregunta aquí es. ¿Y en dónde están los fotoperiodistas profesionales? ¿Qué andan haciendo? ¿Cuál es su agenda? ¿Su estrategia? ¿Y dónde están pues? Los veo en las conferencias de Palacio, pero no veo su mirada destacada en los medios

Castellanos consideró que entonces, la clave está en los ciudadanos. “Así pues si un gran fotógrafo no logra hacer una gran foto, el tema está en el enfoque, la estrategia; y los accesos, obvio no digo que sea fácil el problema. Es que frente a su tremendo esfuerzo está el ciudadano de a pie que sí está en la Zona Cero de la pandemia y lo registra todo claramente, los periodistas van un paso atrás de este fenómeno. Hace tiempo que el reportero perdió el monopolio de la información”.

Tengo que agregar que los pocos profesionales que quedan no han conseguido sorprendernos y entonces el registro de la crisis será narrado por jugadores anónimos que lo hacen gratis y que además no ofrecen mayor contenido visual de calidad que un video oportuno borroso vibrado y mal editado pero que la gente consume de manera masiva. Es una pena, pero así va esto del registro visual en medio de la peor crisis sanitaria derivada del virus covid-19 en nuestro país Ojalá sea sólo un bache temporal y pronto nos sorprendan los colegas de la lente que a diario arriesgan su vida para ver las entrañas de la tragedia. Ojalá

(María José Pardo)