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Cultiva marihuana para paliar enfermedad de su hijo

Todavía en la clandestinidad, Jazmín cultiva la medicina para su hijo, quien padece síndrome de Lennox-Gastaut, una variante de epilepsia infantil

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Escrito en ESPECIALES LSR el

La sonrisa de Jazmín Mejica no se le desdibuja ni siquiera con el llanto. Ha aprendido que la felicidad está en los detalles y en la tranquilidad de su hijo Javis de 9 años de edad. En sus brazos tiene moretones y marcas de mordidas. Una de las huellas de la enfermedad del pequeño, quien debido a la ansiedad, golpea y rasguña.

Jazmín vive en Valle de Chalco, Estado de México. Es una mamá que cultiva la medicina de su hijo. En la cannabis ha encontrado uno de los mejores remedios para aminorar los efectos del síndrome de Lennox-Gastaut, una variante de epilepsia infantil.

“Comenzamos a utilizar el cannabis medicinal hace un año, porque ya no veía alguna cura para mi hijo. En esa enfermedad los medicamentos no controlan las convulsiones. Hemos probado como seis tipos de anticonvulsivos y nunca nos funcionaron”.

Con los aceites hechos a base de mariguana, Javis ha tenido muchos cambios favorables. Sobre todo su calidad de vida ha mejorado. Sonríe de nuevo y ya no está todo el día en cama. Las crisis han reducido.

“Antes, él utilizaba casco. Ahorita ya se lo he quitado, porque he visto que ya no le dan tan fuerte las convulsiones. De hecho siempre estoy con él, lo estoy cuidando, pero a partir que usamos la cannabis medicinal el reconoce más, interactúa más con nosotros. Antes, no me decía mamá. Estaba completamente ido”.

 

Al ver en la condición de salud en la que estaba su hijo, Jazmín estaba desesperada y comenzó a buscar alternativas. La cannabis fue lo único que encontró que le ha funcionado, hasta el momento. “Ya juega, pega, pelea, hace berrinches. Lo que antes no hacía”.

A los seis años, Javis entró en un estatus epiléptico. A partir de ahí su vida y la de su familia cambió. Le diagnosticaron el síndrome de Lennox. Antes de esa edad, hablaba e iba a la escuela.

Salió del hospital y perdió el habla, dejó de caminar, moverse. Era otro. Nació bien, tuvo una infancia normal hasta los seis años. Antes, ya convulsionaba, pero fueron muy pocas veces. Lo llevábamos a la clínica, lo estabilizaban y se le pasaba. Estaba bien, iba a la escuela, era muy inteligente. Se la pasaba dibujando”

Cuando cumplió seis años, sus papás le organizaron una fiesta y al día siguiente, entró en el estatus epiléptico y estuvo un mes hospitalizado. “Gran parte de su cerebro tuvo daños. No podía hablar, ver, ni caminar, yo sentía que tampoco escuchaba. Poco a poco se fue recuperando, pero no al 100 por ciento, seguía convulsionando. Él estaba completamente en su mundo. No reía”.

Hace más de un año, Jazmín en su búsqueda de un tratamiento alternativo, encontró que la marihuana medicinal le ayuda a niños con epilepsia. Dio con asociaciones de mamás que se dedican al cultivo de su propia medicina. Conoció el caso de la niña Grace, quien también fue diagnosticada con síndrome de Lennox, al igual que Javis. Sus papás emprendieron una lucha que derivó en la aprobación de la cannabis medicinal en 2017 por el Congreso de la Unión.

La familia de Grace, por medio de una fundación, ayuda a otros niños y papás que sufrieron lo que la pequeña. Jazmín se acercó con ellos y compró un aceite. Le costó seis mil pesos un frasco de medio litro.

“Solo se lo compré una vez porque es muy caro, ya que ellos (la fundación) tienen todos los permisos. Vi que le funcionó muy bien. Notamos cambios desde la primera semana que se lo empezamos a dar. El problema es que no lo podíamos solventar”.

Jazmín buscó otras opciones hasta que encontró una página de Facebook, donde había mamás que cultivaban marihuana para producir la medicina de sus hijos. Se preguntó si ellas, podían hacerlo, por qué no intentarlo.

Comenzó a tomar talleres sobre la marihuana medicinal y cómo elaborar aceites. Aprendió que la planta tiene diferentes cannabinoides, es decir compuestos químicos orgánicos. Dos de ellos son el THC y CBD, el primero es la sustancia psicoactiva y es el que genera el efecto lúdico; el segundo es la medicina.

Para que pueda funcionar como remedio en enfermedades hay que extraer el cannabidiol CDB y convertirlo en aceite. En ese punto como ya no tiene THC, lo lúdico desaparece y el paciente no experimenta el efecto de la droga.

“A partir de que le empezamos a dar el aceite, no se lo hemos dejado de dar para nada. Solo que le doy otro que es más económico, le funciona igual. Incluso le ha ayudado para otras cosas. Antes se me enfermaba mucho y ahora solo le dan las convulsiones, aunque ya menos. Para la enfermedad que tiene, yo siento que va muy bien”.

Jazmín le da a Javis dos gotas de aceite en la mañana y dos en la noche después de cada alimento. “Es la dosis que hemos observado le funciona”.

En los talleres a los que acudió Jazmín obtuvo la semilla. A pesar de que en México ya es legal la cannabis medicinal, se tienen que tramitar una serie de permisos para obtener la planta al igual para producir y vender los aceites.

Con las semillas y consejos que le dieron en uno de los talleres que tomó, Jazmín hizo su propio cultivo. Sembró algunas plantas en macetas en su casa. Las cuidó, regó e hizo todo lo que le recomendaron. Hace poco las cosechó y los cocuyos los guardó en frascos.

Solo le falta comprar algunos utensilios para poder producir su propio aceite. Mientras tanto, lo compra a otras mamás que ya lo venden, pero que lo hacen en la clandestinidad, ya que la regulación de la marihuana medicinal en México aún tiene restricciones. 

LA RUTA DE LA MARIHUANA MEDICINAL EN MÉXICO

En junio de 2017, el Congreso de la Unión aprobó en México el uso de la cannabis con fines medicinales y científicos. Con esto, la prohibición y penalización se levantó solo para esos usos. De acuerdo con ese decreto publicado en el Diario Oficial de la federación, la Secretaría de Salud debía emitir en 180 días, los lineamientos para comercializarla y distribuirla.

El 30 de octubre de 2018, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) dio a conocer los lineamientos y el reglamento para la comercialización, exportación e importación de productos con uso industrial que contengan derivados de la cannabis en concentraciones del uno por ciento o menor de THC con fines medicinales.

En ese reglamento, aprobado por el gobierno anterior, se establecía, entre otras cosas, que la Cofepris solamente autorizaría los protocolos a personas físicas o a organismos establecidos en la ley, en el Reglamento de la Ley General de Salud.

Además, de que para obtener la autorización para siembra, cultivo y cosecha de la cannabis con fines médicos, se debería contar con licencia sanitaria para la fabricación de estupefacientes, con un certificado de buenas prácticas de fabricación y con otros requisitos que solicite la Secretaría de Salud.

“Los pacientes podrán solicitar permiso para la importación de medicamentos presentando ante la Cofepris una receta médica que incluya la cédula profesional del doctor. En caso de que el paciente sea menor de edad o se le considere incapaz, el trámite podrá ser realizado por los tutores, como se hace actualmente”, indican los lineamientos.

Sin embargo, en marzo de 2019, la administración de Andrés Manuel López Obrador revocó los lineamientos en materia de control sanitario de la cannabis y derivados publicados el 30 de octubre de 2018, ya que la Cofepris determinó que esas reglas contravienen lo mandatado en el decreto por el que se reformó la Ley General de Salud en 2017.

De acuerdo con dicha dependencia, luego de emitir los lineamientos se excedió su propósito al autorizar la comercialización de diversos productos derivados como extractos, aceites y gomitas en usos distintos a los médicos y científicos.

JGM