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Se mantiene respaldo a AMLO, pero su gobierno reprueba

El carisma personal, el discurso e incluso las buenas intenciones no son suficientes. | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

Mucho se ha dicho sobre la gran capacidad de comunicación del presidente, su habilidad para fijar agenda, dirigir la conversación pública, eludir los temas que le incomodan -sin que le represente un costo alto- y mostrarse cercano a la gente, lo que no se había visto en mucho tiempo. Desde el inicio de su gestión, López Obrador aprovecha sus conferencias mañaneras para tratar de generar una percepción positiva sobre la marcha del país y minimizar los problemas responsabilizando de ellos a los gobiernos anteriores, al neoliberalismo y a quienes se resisten al cambio porque se ven afectados sus intereses, pero parece que poco a poco esta narrativa va perdiendo efecto.

No cabe duda que sus recorridos por el territorio nacional a lo largo de tantos años, le han permitido desarrollar esa sensibilidad para identificar las preocupaciones y anhelos de la población y construir un código de entendimiento común que de alguna manera explican el apoyo y popularidad que goza.

De acuerdo a la última encuesta publicada el lunes por El Financiero, el presidente mantiene un índice de aprobación del 66%, lo que si bien representa una caída significativa respecto a los niveles que llegó a alcanzar en febrero (80%) y es similar a los porcentajes obtenidos por Vicente Fox y Felipe Calderón en el mismo periodo, es una muy buena calificación basada fundamentalmente en su honestidad y liderazgo. También sale bien evaluado cuando el 62% considera que debería seguir en el cargo, en el hipotético caso de que se aprobara la revocación de mandato.

Sin embargo, la misma encuesta advierte que se empieza a generar un cambio importante en las percepciones cuando se pregunta sobre la gestión de gobierno. Por ejemplo, se observa que los números se cierran respecto al buen rumbo del país que apenas la libra con 49% frente al 45% que estima que vamos por mal camino (aunque sigue siendo favorable), así como en la capacidad para dar resultados que se ubica en 45% en tanto el 32% le da una calificación negativa.

Pero sale reprobado en cuanto a su equipo de colaboradores (un escaso 35%), la credibilidad en la explicación de sus acciones de gobierno (47% frente a 51%), o la desaparición de programas sociales como Prospera para asignar recursos a jóvenes que no estudian ni trabajan que obtiene una opinión desfavorable del 79%. Otros rubros altamente sensibles en que los resultados son adversos están en las acciones contra la pobreza y salud con índices de aprobación de 17 y 28 por ciento respectivamente.

También es interesante revisar el comparativo que han hecho algunos analistas sobre los resultados de la encuesta de los 100 días que publicó este mismo medio de comunicación. En lo relativo a las acciones contra la corrupción, la encuesta de los 100 días registraba una aprobación del 53% mientras que la del mes de julio cayó hasta 21% con una calificación negativa de 62%. En materia de seguridad pública también reprueba en el mes de julio con 33% de opiniones favorables contra 42% de opiniones adversas, siendo que en la encuesta de los 100 días el 58% consideraba que iba muy bien o bien frente a apenas el 22% que señalaba que iba muy mal o mal. No obstante, es de señalar que en la encuesta más reciente, la Guardia Nacional tiene un 60% de aceptación. Por último, en el ámbito económico la aprobación es del 23%, frente al 53% de los 100 días por lo que la caída fue de 30 puntos.

A partir de los datos anteriores se puede concluir que el carisma personal, el discurso e incluso las buenas intenciones no son suficientes, pues al final, lo que la gente busca son resultados concretos que le permitan mejorar sus condiciones de vida y, cuando menos hasta el momento, no se ven.